Muchas veces habremos escuchado de los más ancianos de nuestra familia la expresión: ‘¡no te empecines tanto por este problema, que al final vas a coger una úlcera de estómago!’. Curiosamente, tenían razón. Una situación alterada o angustiada, con emociones afectadas, puede afectar físicamente algún órgano del cuerpo. Realmente, las probabilidades de sufrir una enfermedad o dolencia por causa de emociones desordenadas o mal gestionadas es muy alta.
Nuestras abuelas ya decían que la tristeza, la preocupación obsesiva y otros sentimientos podían dañar el corazón, provocar úlceras, arruinar el cutis y hacernos más vulnerables a las infecciones. La ira, la ansiedad, el estrés, la depresión, la risa, la alegría, el buen humor y muchos estados del ánimo humano pueden ser determinantes, tanto para contraer una enfermedad, como para sanarnos.
Hay un famoso y antiguo experimento médico que ofreció un resultado sorprendente. Se reunieron a cuarenta mujeres con cáncer de mama. El médico les explicó que la quimioterapia las dejaría calvas. Luego, sólo se suministró quimioterapia a veinte de ellas y dejó que las otras veinte creyeran que la recibirían igualmente. El resultado final fue inaudito: el 60% de las que no recibieron quimioterapia —que estuvieron en el hospital creyendo que les estaban administrando la terapia—, se quedaron tan calvas como las que en verdad fueron tratadas. ¿Qué es lo que modificó la bioquímica interna de esas mujeres? Sin duda, sus propias creencias respecto a las palabras del médico.
A la luz de este experimento y de otros similares, podemos aventurarnos a pensar que muchas de las sanidades milagrosas pueden haberse dado por una actitud interna emocional y de creencia, más que por la intervención de un ser superior. Los milagros existen, especialmente por lo inexplicable del milagro; pero también por una actitud interna, emocional y de fe o creencia que moviliza en el cuerpo los dispositivos bioquímicos necesarios para la sanidad. El que cada persona sea diferente y responda emocional y bioquímicamente de manera distinta a una situación, explica que no todos mejoremos ante un estado emocional positivo, ya que las variables son innumerables.
Gracias a diferentes estudios, se ha descubierto un vínculo físico entre células del sistema nervioso y del sistema inmunológico, haciendo a estos dos sistemas humanos interdependientes. Una de las formas de cómo influyen los procesos psicológicos en la salud es a través de las emociones. Tanto las emociones positivas (alegría, buen humor, optimismo, etc.), como las negativas (ira, ansiedad) y el estrés nos afectan.
Las emociones perturbadoras influyen negativamente en la salud, favoreciendo la contracción de ciertas enfermedades, ya que hacen más vulnerable el sistema inmunológico y no permiten su correcto funcionamiento. Las emociones positivas son un beneficio para nuestra salud, ya que ayudan a soportar las dificultades de una enfermedad y facilitan su recuperación. Actualmente, el binomio emociones-salud tienen su aplicación en el tratamiento de enfermedades, siendo parte de un tratamiento integral, tanto en la medicina moderna como en la actitud general del paciente.
La tercera revolución de la medicina, después de la cirugía y de los antibióticos es la psiconeuroendocrinoinmunología. Es decir, la atención integral del ser humano por medio del psiquismo y la biología. Esta revolución postula la interconexión del sistema nervioso central, el nervioso periférico, el endocrino y el inmunológico. Dicho en otras palabras, las emociones modifican nuestra capacidad inmunológica.
Aspectos a tener en cuenta respecto a las emociones y la salud
* Las emociones pueden ser para la salud, tanto perjudiciales como beneficiosas. Es por ello que conocer cómo somos y cómo nuestro cuerpo y emociones se interrelacionan, nos permitirá tener una conciencia diferente sobre cómo mejorar nuestra salud integral.
* La salud no es un estado, es un proceso muy dinámico. La salud no es un momento puntual de nuestra vida en el que estamos sanos o enfermos, sino que es un proceso muy variable, dinámico y complejo. Estar sano o enfermo hoy, no significa que mañana estemos sanos o enfermos, por lo cual, desde esta perspectiva, podemos vivir la salud o la enfermedad con una actitud mucho más responsable.
* Todo lo que comemos, pensamos y sentimos va tejiendo nuestra salud. Podemos aprender a tejer una vida saludable. Cuidarnos integralmente es una decisión personal, porque la salud se compone de múltiples facetas: qué comemos, qué pensamos, cómo nos comportamos, qué grado de estrés llevamos, qué sentimos, cómo asumimos las dificultades, etc.
* Podemos reforzar nuestra salud si reforzamos nuestras emociones. Ante situaciones de enfermedad y dolencias, trabajar nuestras emociones positivamente nos permitirá encontrar un mejor tono general.
* La medicina, los médicos, los medicamentos y el sistema sanitario es vital para nuestra salud. No podemos prescindir de la medicina ni de los avances médicos y científicos. Que las emociones y la salud interactúen entre sí y que podamos aprender a mejorar nuestras condiciones de vida saludable, no significa que debamos prescindir de la ciencia médica y farmacológica.
* Nuestro cuerpo también produce fármacos, como analgésicos y euforizantes. En realidad somos un centro interno de drogas y sustancias que, segregadas convenientemente, pueden mejorar nuestro estado o agravarlo. La buena salud también es una actitud positiva y beneficiosa ante la dificultad, ayudando a que nuestro cuerpo participe con sus sustancias.
* El amor, la relajación, la meditación y la nutrición puede ayudar en gran manera en la recuperación de un enfermo. Ser amado, sentirse amado, saber relajarse, realizar un viaje introspectivo con la meditación y nutrirse adecuadamente, son aspectos a tener en cuenta para ayudar a la recuperación.
* Podemos aceptar un diagnóstico, pero jamás debemos aceptar un pronóstico। En su código deontológico, los médicos deberán ofrecernos un diagnóstico nada favorable sobre nuestra salud, pero nunca nos darán un pronóstico definitivo sobre el final definitivo de una enfermedad. También nosotros debemos entender que recibimos de ellos un diagnóstico, nunca una sentencia. Multitud de personas han vencido la enfermedad por no creerse vencidos por un diagnóstico. Esta es una actitud que ayudará determinantemente, fuere cual fuere el devenir de la enfermedad.
©2010 Josep Marc Laporta
Algunos estamos jodidios por tantas emociones malllevadas. En mi caso me lleva de cráneo. que le vamos hacer. Epsro que estas clases me ayuden
ResponderEliminarQue no me digan que las emociones nos afectan. A mi mucho. Lo que hay que hacer es vivir mas tranquilos y no vivir tanto al dia
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