El síndrome de Diógenes es un trastorno obsesivo compulsivo del comportamiento que normalmente afecta a las personas de avanzada edad que viven solas. Prácticamente no se contabilizan muchos casos en los que el afectado viva acompañado o tenga una convivencia regular. Normalmente se da en personas de más de 65 años, y afecta a un 3% de dicho segmento, aunque también se puede dar en personas más jóvenes y en todas las capas sociales. Es conocido también como la ‘ruptura senil’, ‘miseria senil’ o ‘síndrome de extremo autodescuido’.
El síndrome se caracteriza por el total abandono personal y social, y por el aislamiento voluntario en el propio hogar, con comportamientos extremadamente huraños, rehuyendo cualquier contacto con otras personas, incluso de la propia familia. Otro de los aspectos destacados de este síndrome es la acumulación de grandes cantidades de dinero o de desperdicios domésticos, llegando a vivir abarrotados de basura y enseres inservibles. Es conveniente no confundir este síndrome con personas con pocos recursos económicos, que viven en lugares muy pequeños y no tienen mucho espacio para guardar sus cosas.
En la década de los 60 se produjo el interés científico por este extraño patrón de conducta, pero no fue hasta 1975 (Clark AN, Mankikar GD.), que fue bautizado como síndrome de Diógenes, en referencia a Diógenes de Sínope, un filósofo de la época de Aristóteles, famoso por preconizar un modo de vida austero y renunciar a todo tipo de comodidades. No obstante, la asociación y nomenclatura con Diógenes puede llevar a confusiones, ya que los afectados no se planean intelectualmente la austeridad y la renuncia de las comodidades, sino que es una actitud autónoma de dejadez, que esencialmente está impulsada por la soledad y la depresión, incitada por la pérdida de algún familiar o por escenarios de una etapa tardía de la vida.
Es importante no confundirlo con la silogomanía: el trastorno de acumulación obsesiva (que tampoco debiera confundirse con el coleccionismo), pese a que el síndrome de Diógenes conlleva, en su aspecto de acumulación de basura, la sigolomanía. Básicamente, el síndrome de Diógenes posee comportamientos y actitudes absolutamente relacionados con la soledad, la depresión, poca sociabilidad y la demencia senil.
Algunos de los comportamientos más habituales:
* Aislamiento comunicacional y relacional, con rechazo de las posibilidades de comunicación.
* Reclusión domiciliaria voluntaria, con oposición a ser sacados de su domicilio.
* Negligencia de cuidados sanitarios, de la propia higiene y del hogar.
* Acumulación de objetos inservibles y basura, hasta límites de absoluta decadencia personal.
* Conducta de pobreza imaginaria, acumulando cantidades elevadas de dinero en casa o en bancos, asociado a la creencia de pobreza extrema, a veces delirante, sin usarlo para las necesidades básicas.
* Rechazo de las ayudas familiares o sociales e intento de regresar a su estilo de vida cuando son dados de alta o se descuida su cuidado.
Habitualmente los afectados por este síndrome mueren en soledad en sus propios domicilios. Como estadística, el 40% sufren patología somática severa y fallecen, pese a ser ingresados en hospitales y centros sanitarios.
Específicamente, este síndrome se produce en ancianos por la interrelación de tres tipos de factores:
* Rasgos de personalidad previos variables, que implican tendencia al aislamiento, dificultades de adapatación social, rechazo de las relaciones humanas, misantropía, etc.
* Factores estresantes propios de la edad tardía, como dificultades económicas, muerte de familiares, rechazo familiar, marginación social, etc.
* Soledad. Inicialmente condicionada por las circunstancias, luego buscada o deseada voluntariamente.
Los rasgos de personalidad muestran actitudes independientes y autoritarios, paranoidía, suspicacia, distanciamiento y reserva, son separados en cuanto a pareja y tienen pobre integración social. También una tendencia habitual y biográfica de dar una baja prioridad al autocuidado y atención doméstica, con un estilo de vida desorganizado que se exacerba por la edad y la enfermedad física. En ciertos casos, ancianos previamente estables desarrollan una ruptura neurótica, por factores como el alcohol, sociales, económicos y deterioro de la salud.
Cómo detectar, prevenir o ayudar
* Acumulación de bolsas de supermercado o pañuelos de papel. En muchos casos se ha observado que los afectados por el síndrome de Diógenes han empezado acumulando pequeños objetos, enseres y cosas como bolsas de supermercado o pañuelos de papel. Si se observa alguna actividad o actitud parecida, consultar con el médico.
* Velar por el estado nutricional. En primera instancia, un mal estado nutricional e higiénico es la prioridad. Los ancianos afectados empiezan por no atender su higiene personal y alimentación, lo que puede llevar a situaciones en la que salud se pueda ver afectada muy seriamente.
* Prevenir peores consecuencias cambiando el hábitat del afectado. Ante la certeza de un inminente caso de síndrome de Diógenes, podemos prevenir peores consecuencias llevando al enfermo a otro enclave o lugar, donde la familia cercana pueda supervisarlo.
* Cuando la situación del afectado sea insostenible, buscar la colaboración de una institución geriátrica o de asistencia domiciliaria. Muchos casos son irreversibles, por lo que solamente el ingreso en centro especializado es la única solución. El problema es que los propios afectados suelen rechazar la ayuda social. Si no están incapacitados por motivo de alguna patología de base o una demencia, no pueden ser ingresados en una residencia sin su consentimiento, con lo que terminan volviendo a su tipo de vida anterior.
El síndrome se caracteriza por el total abandono personal y social, y por el aislamiento voluntario en el propio hogar, con comportamientos extremadamente huraños, rehuyendo cualquier contacto con otras personas, incluso de la propia familia. Otro de los aspectos destacados de este síndrome es la acumulación de grandes cantidades de dinero o de desperdicios domésticos, llegando a vivir abarrotados de basura y enseres inservibles. Es conveniente no confundir este síndrome con personas con pocos recursos económicos, que viven en lugares muy pequeños y no tienen mucho espacio para guardar sus cosas.
En la década de los 60 se produjo el interés científico por este extraño patrón de conducta, pero no fue hasta 1975 (Clark AN, Mankikar GD.), que fue bautizado como síndrome de Diógenes, en referencia a Diógenes de Sínope, un filósofo de la época de Aristóteles, famoso por preconizar un modo de vida austero y renunciar a todo tipo de comodidades. No obstante, la asociación y nomenclatura con Diógenes puede llevar a confusiones, ya que los afectados no se planean intelectualmente la austeridad y la renuncia de las comodidades, sino que es una actitud autónoma de dejadez, que esencialmente está impulsada por la soledad y la depresión, incitada por la pérdida de algún familiar o por escenarios de una etapa tardía de la vida.
Es importante no confundirlo con la silogomanía: el trastorno de acumulación obsesiva (que tampoco debiera confundirse con el coleccionismo), pese a que el síndrome de Diógenes conlleva, en su aspecto de acumulación de basura, la sigolomanía. Básicamente, el síndrome de Diógenes posee comportamientos y actitudes absolutamente relacionados con la soledad, la depresión, poca sociabilidad y la demencia senil.
Algunos de los comportamientos más habituales:
* Aislamiento comunicacional y relacional, con rechazo de las posibilidades de comunicación.
* Reclusión domiciliaria voluntaria, con oposición a ser sacados de su domicilio.
* Negligencia de cuidados sanitarios, de la propia higiene y del hogar.
* Acumulación de objetos inservibles y basura, hasta límites de absoluta decadencia personal.
* Conducta de pobreza imaginaria, acumulando cantidades elevadas de dinero en casa o en bancos, asociado a la creencia de pobreza extrema, a veces delirante, sin usarlo para las necesidades básicas.
* Rechazo de las ayudas familiares o sociales e intento de regresar a su estilo de vida cuando son dados de alta o se descuida su cuidado.
Habitualmente los afectados por este síndrome mueren en soledad en sus propios domicilios. Como estadística, el 40% sufren patología somática severa y fallecen, pese a ser ingresados en hospitales y centros sanitarios.
Específicamente, este síndrome se produce en ancianos por la interrelación de tres tipos de factores:
* Rasgos de personalidad previos variables, que implican tendencia al aislamiento, dificultades de adapatación social, rechazo de las relaciones humanas, misantropía, etc.
* Factores estresantes propios de la edad tardía, como dificultades económicas, muerte de familiares, rechazo familiar, marginación social, etc.
* Soledad. Inicialmente condicionada por las circunstancias, luego buscada o deseada voluntariamente.
Los rasgos de personalidad muestran actitudes independientes y autoritarios, paranoidía, suspicacia, distanciamiento y reserva, son separados en cuanto a pareja y tienen pobre integración social. También una tendencia habitual y biográfica de dar una baja prioridad al autocuidado y atención doméstica, con un estilo de vida desorganizado que se exacerba por la edad y la enfermedad física. En ciertos casos, ancianos previamente estables desarrollan una ruptura neurótica, por factores como el alcohol, sociales, económicos y deterioro de la salud.
Cómo detectar, prevenir o ayudar
* Acumulación de bolsas de supermercado o pañuelos de papel. En muchos casos se ha observado que los afectados por el síndrome de Diógenes han empezado acumulando pequeños objetos, enseres y cosas como bolsas de supermercado o pañuelos de papel. Si se observa alguna actividad o actitud parecida, consultar con el médico.
* Velar por el estado nutricional. En primera instancia, un mal estado nutricional e higiénico es la prioridad. Los ancianos afectados empiezan por no atender su higiene personal y alimentación, lo que puede llevar a situaciones en la que salud se pueda ver afectada muy seriamente.
* Prevenir peores consecuencias cambiando el hábitat del afectado. Ante la certeza de un inminente caso de síndrome de Diógenes, podemos prevenir peores consecuencias llevando al enfermo a otro enclave o lugar, donde la familia cercana pueda supervisarlo.
* Cuando la situación del afectado sea insostenible, buscar la colaboración de una institución geriátrica o de asistencia domiciliaria. Muchos casos son irreversibles, por lo que solamente el ingreso en centro especializado es la única solución. El problema es que los propios afectados suelen rechazar la ayuda social. Si no están incapacitados por motivo de alguna patología de base o una demencia, no pueden ser ingresados en una residencia sin su consentimiento, con lo que terminan volviendo a su tipo de vida anterior.
©2010 Josep Marc Laporta
Hoy le escuché por la radio el tema. Muy interesante, pero un marrón de mucho cuidado
ResponderEliminarRecientemente he comrpobado este sindrome en un tejado de una casa y es incrible como estas persoanas son capaces de acumular trastos. Llenó de cachivaches hasta toda la casa y todo el tejado. TIene unas cuantas denuncias puestas pero el ayuntamiento no resuelve nada.
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