Responsabilidad es asumir las consecuencias de los actos, de manera libre sobre las decisiones que tomamos. La responsabilidad no sólo se refiere a uno mismo, sino también a la responsabilidad con los demás, ya que todo lo que hacemos tiene repercusión en los otros.
En la educación de los niños, los padres también ejercen una enseñanza de la responsabilidad. Pero tanta responsabilidad existe en los padres de ejercerla o administrarla sabiamente, como en los hijos de aprenderla. La finalidad de enseñarles responsabilidad es prepararlos para que aprendan a tomar decisiones, libres y personales, debiendo asumir las consecuencias que se deriven de ellas. Educar en la responsabilidad consiste en ayudar a los niños a asumir sus errores, a rectificar si es necesario y a cumplir con las obligaciones y compromisos.
Enseñar a ser responsables también implica un ambiente especial en el hogar donde se le ofrezca información sobre las opciones entre las que deberán escoger y las consecuencias de cada una de ellas, proporcionándoles los recursos necesarios para elegir bien. La responsabilidad es la capacidad para decidir apropiadamente y con eficacia dentro de los límites de las normas sociales y de las expectativas comúnmente aceptadas, al tiempo que refuerza en el niño su sentimiento de autoestima.
Las normas socialmente establecidas dentro de una familia son las que permitirán que el hogar y las relaciones familiares caminen por buen camino, con respeto y buena disposición. Para un niño es normal tener cierto temor a los límites, pero este temor desaparecerá conforme vaya comprobando que límites y consecuencias se integran en un sistema coherente.
En el proceso de aprendizaje de las responsabilidades personales y domésticas del niño existen tres estadios básicos a tener en cuenta: ‘la ley del mínimo esfuerzo’, ‘el camino hacia la autonomía’ y el ‘yo solo’.
Al igual que los adultos, a los niños les es más cómoda la ley del mínimo esfuerzo que esforzarse. A veces se acostumbran tan rápidamente a que los padres lo hagan todo, que el día que se les empieza a pedir colaboración, se resisten a perder toda la comodidad que anteriormente habían ganado. Para vencer el acomodo a la ley del mínimo esfuerzo es necesario incorporar desde temprana edad hábitos de positiva superación en las actividades diarias.
El camino hacia la autonomía está repleto de obstáculos que el niño ha de superar. En ese progreso que le llevará a reconocerse y conocerse, es importante tener en cuenta la asunción de responsabilidades que poco a poco habrá de tomar. No hay verdadera autonomía sin adoptar cada responsabilidad como parte intrínseca del adiestramiento y desarrollo psicosocial del niño.
En la fase del yo solo, el niño quiere conocer, investigar y probarse; pero con la misma facilidad que lo intenta, desiste. En esta fase es conveniente supervisar que el yo solo no se convierta en un simple juego de probaturas, sino que pueda ejercitarse en la asunción de pequeñas responsabilidades para lograr una autonomía plena y satisfactoria.
Responsabilidades progresivas según la edad
* Dormir. Un recién nacido duerme unas 16 horas diarias, repartidas en varios episodios de sueño de unas cuatro horas cada uno, con periodos intercalados de vigilia. Desde el primer mes hasta los seis meses, la duración de los despertares nocturnos va disminuyendo y empieza a dormir de manera continua prácticamente durante toda la noche. Entre los 2 y los 4 años deberían dormir por la noche unas diez u once horas, más dos horas de siesta. A partir de los 3 años va disminuyendo la necesidad de dormir durante el día hasta prácticamente desaparecer antes de los 6 años. Pasados los 7 años no es habitual que el niño necesite dormir la siesta. En cualquier caso, hasta los 11 años los niños tendrían que dormir como mínimo diez horas, pese a que las necesidades de sueño varían de unos a otros considerablemente.
* Comer solos. Hacia los 10 u 11 meses empiezan a manosear en las papillas con la intención de comer solos. Desde que muestran interés por coger algún cubierto hasta los 3 años, el niño irá adquiriendo destreza y responsabilidad para comer solo. Entre los 2 o 3 años ya debería comer sin ayuda paterna.
* Controlar el esfínter. Una de las muchas cosas que un niño debe aprender durante su crecimiento es el control de los esfínteres, o sea, la capacidad de orinar y defecar voluntariamente en el momento apropiado y en el sitio correcto. Hacia el primer año (cuando ya anda regularmente) ya está capacitado para aprender a controlar los esfínteres. Desde, aproximadamente, el primer año y hasta los 3 años de edad es el espacio de tiempo lógico y previsible para aprender a ir al lavabo cuando sienten necesidad. La media está en los 2 años. Es habitual que el control de los esfínteres por la noche tarde más tiempo en lograrse y requiera de otro proceso de aprendizaje. No obstante, en ambos casos (día y noche) el intervalo de tiempo para lograrlo es de 1 a 3 años, aunque en algunos casos muy concretos pudiera llegar a los 4. Si en el cuarto año no ha aprendido, consultar con el pediatra.
* Poner y recoger los platos de la mesa. A los 3 o 4 años, los niños y niñas ya pueden realizar menesteres de poner y recoger los platos de la mesa. Al principio deberán hacer tareas sencillas, pero hacia los 5 años ya pueden tomar responsabilidades más complejas.
* Vestirse. Tal vez por las prisas de la mañana, casi siempre se les viste rápidamente. Así que les cuesta más tiempo aprender a vestirse solos. Hay que encontrar momentos tranquilos en los fines de semana para que se puedan ejercitar, sin reírnos de ellos si acaban vestidos como un payaso. En un proceso gradual de aprendizaje, hacia los 5 años ya debieran vestirse totalmente solos. Hacia los 6 o 7 años, los niños ya son plenamente capaces de abrocharse los zapatos correctamente.
* Recoger los juguetes. Es posible que sea una de las primeras responsabilidades que se les exige a los niños, pero también es la primera en generar conflictos. Hasta los 5 años no hay que estar muy preocupados si no recoge solo los juguetes. Durante este tiempo es preferible pedir que nos ayude y repartir la tarea de lo que se haya que recoger. Es bueno que aprenda a guardarlos como si fuera un juego, sin amonestaciones ni gritos. Hacia los 5 años es cuando ya deben empezar a recogerlos solos y hacerlo así para siempre, sin la colaboración de los padres.
* Bañarse solos. A todos los niños les encanta chapotear en la bañera, pero deben aprender a bañarse y ducharse solos. Pese a que se les pueda ayudar puntualmente a frotarse con la esponja o a aclararse la cabeza, hacia los 5 años ya deberían empezar a ducharse o bañarse por si mismos.
* Cepillarse los dientes. Una edad idónea para aprender a lavarse los dientes es hacia los 2 o 3 años. Al principio puede ser un juego de imitación de los mayores, aunque es posible que les cueste. No obstante el juego de cepillarse los dientes de manera regular permitirá hacia los 4 o 5 años cierta destreza, adquiriendo un hábito saludable.
* Hacer la cama. En el pasado, en las familias españolas, fue muy habitual que los niños varones no hicieran la cama nunca o casi nunca, mientras las niñas aprendían con mayor o menor aplicación. En la actualidad, la paridad implica a hombres y mujeres por igual. Hacia los 4 o 5 años los niños pueden aprender a estirar las sábanas de la cama, aunque les será imposible acabarla por no llegar bien a todos los lados. Hacia los 6 años deberían saber hacerla, pese a que posiblemente necesite de un posterior repaso de los padres. A los 7 u 8 años ya están totalmente capacitados para hacer la cama perfectamente y sin ayudas paternas.
* Cuidar a un hermano menor. Esta es una responsabilidad que en ningún caso se puede exigir. Es el hermanito pequeño; pero en ningún caso es el responsable de su atención. Se le puede pedir que ayude en sus cuidados, ya que ello le acercará al bebé y ayudará a crear un vínculo afectivo con él, siempre que no sea impuesto por la fuerza. Que sea el mayor no le supone tener obligaciones que no le pertenecen, al menos hasta que tenga una cierta edad; hacia los 10 o 11 años.
* Estudiar solos. Desde que los niños empiezan a ir a la escuela hasta que acaban su formación secundaria, los deberes, el repaso o el estudio en casa es imprescindible. Es una tarea que casi siempre deberá ser supervisada. Desde que empiecen a ir al colegio hasta los 6 años es perceptible que se comparta casi al cien por cien el tiempo de estudio. Desde los 6 hasta los 11 años se puede ayudar a estudiar en un 40% del tiempo. A partir de los 11 años y hasta que el niño acaba su formación secundaria es aconsejable que se supervise diariamente el estudio en casa, incentivando el aprendizaje y la constancia en la primera parte o en el inicio del estudio.
* Ir a la escuela solos. Todo depende de la distancia, de los peligros urbanos que puedan existir o de la disponibilidad de los padres, pero la edad idónea para ir a la escuela solo, siempre dependerá de la madurez que el niño muestre en su crecimiento. No obstante, hacia los 8 o 9 años, un niño está perfectamente capacitado para ir solo, viajando en autobús de la escuela o tomando uno de línea.
* Cocinar. A los niños les gusta ver cómo cocina la madre o el padre; para muchos de ellos es un divertimento o un juego del que quieren participar e investigar. Aprovechando ese interés, se les puede enseñar a preparar pasteles u otras comidas frías desde los 4 o 5 años, pero siempre como un juego y sin tener contacto con los fogones. No obstante, hacia los 11 o 12 años ya deberían saber cocinar y realizar por si solos comidas sencillas al fuego, como arroz a la cubana, una tortilla francesa o patatas hervidas con judías. No es necesario que aprendan a cocinar muchos platos, tan sólo algunos básicos para que sepan desenvolverse con los tiempos de cocción y se familiaricen con el fuego.
Otras tareas ordenadas por etapas escolares
> Etapa infantil
* Llevar la ropa sucia al lugar indicado para ello.
* Dar correctamente los recados.
* Colaborar en la preparación de su mochila, poniendo el almuerzo.
* Colaborar en la preparación de su fiesta de cumpleaños.
* Realizar con supervisión las tareas que indique la profesora.
* Compartir sus cosas con otros hermanos, amigos.
* Esperar su turno, saber esperar.
* Ir a la compra con los adultos, coger las cosas que se le indique.
* Cuidar una mascota o una planta con supervisión del adulto.
* Administrar un poco de dinero para comprar un helado, patatas, pipas, etc.
> En la educación primaria
* Preparar la mochila con todos los materiales que necesitan llevar al colegio.
* Realizar de forma autónoma las tareas que indique la profesora.
* Recoger sus juguetes, libros, cuadernos, pinturas, etc.
* Preparar la mochila de las actividades extraescolares: fútbol, natación, etc.
* Aseo personal: cepillarse los dientes, lavarse las manos, peinarse.
* Preparase la ropa para la ducha.
* Colaborar en la preparación de la ropa para el día siguiente.
* Calentarse la leche en el microondas.
* Colaborar en la preparación de la merienda.
* Poner y quitar la mesa; comenzar a fregar con supervisión de un adulto.
* Sacar la basura.
* Tomar parte activa en la preparación de sus fiestas (cumpleaños, etc.)
* Hacer compras sencillas.
* Anotar en la lista de la compra alimentos relacionados con su consumo.
* Colaborar en la realización de la compra familiar.
* Ayudar a colocar y ordenar la compra.
* Colaborar en la preparación de su maleta cuando se van de viaje.
* Escuchar a los demás y respetar el turno de palabra.
* Saber hasta dónde pueden meterse en la playa.
En el primer ciclo de la educación secundaria
* Hacer todos los deberes escolares sin que nadie se lo recuerde.
* Ordenar su habitación incluyendo armarios y la cama bien hecha.
* Organizar sus fiestas de cumpleaños.
* Acudir a las actividades extraescolares con el equipamiento adecuado.
* Aseo e higiene personal. Ducharse diariamente dejando el baño aseado.
* Fregar los platos, quitar el polvo, fregar el suelo.
* Doblar y recoger su ropa.
* Prepararse el almuerzo y la merienda, además de cocinar comidas sencillas.
* Organizar su ocio y tiempo libre.
* Llevar las llaves de casa.
* Anotar en la lista de la compra cosas que faltan.
* Realizar compras.
* Levantarse a la primera vez que se les llama o poniéndose el despertador.
* Tomarse la medicación pautada por el médico.
* Alimentarse de forma adecuada, evitando caprichos.
Cómo ayudar a los niños responsablemente
* Dejar que se equivoquen y vayan aprendiendo por si solos.
* Alentarles en sus intentos, porque les permitirá que crean en si mismos y puedan ir asumiendo responsabilidades para ir madurando.
* Admirar sus habilidades y potenciarles. Es preferible destacar lo que hacen bien que reírse de sus fallos, por muy divertidos que sean.
En la educación de los niños, los padres también ejercen una enseñanza de la responsabilidad. Pero tanta responsabilidad existe en los padres de ejercerla o administrarla sabiamente, como en los hijos de aprenderla. La finalidad de enseñarles responsabilidad es prepararlos para que aprendan a tomar decisiones, libres y personales, debiendo asumir las consecuencias que se deriven de ellas. Educar en la responsabilidad consiste en ayudar a los niños a asumir sus errores, a rectificar si es necesario y a cumplir con las obligaciones y compromisos.
Enseñar a ser responsables también implica un ambiente especial en el hogar donde se le ofrezca información sobre las opciones entre las que deberán escoger y las consecuencias de cada una de ellas, proporcionándoles los recursos necesarios para elegir bien. La responsabilidad es la capacidad para decidir apropiadamente y con eficacia dentro de los límites de las normas sociales y de las expectativas comúnmente aceptadas, al tiempo que refuerza en el niño su sentimiento de autoestima.
Las normas socialmente establecidas dentro de una familia son las que permitirán que el hogar y las relaciones familiares caminen por buen camino, con respeto y buena disposición. Para un niño es normal tener cierto temor a los límites, pero este temor desaparecerá conforme vaya comprobando que límites y consecuencias se integran en un sistema coherente.
En el proceso de aprendizaje de las responsabilidades personales y domésticas del niño existen tres estadios básicos a tener en cuenta: ‘la ley del mínimo esfuerzo’, ‘el camino hacia la autonomía’ y el ‘yo solo’.
Al igual que los adultos, a los niños les es más cómoda la ley del mínimo esfuerzo que esforzarse. A veces se acostumbran tan rápidamente a que los padres lo hagan todo, que el día que se les empieza a pedir colaboración, se resisten a perder toda la comodidad que anteriormente habían ganado. Para vencer el acomodo a la ley del mínimo esfuerzo es necesario incorporar desde temprana edad hábitos de positiva superación en las actividades diarias.
El camino hacia la autonomía está repleto de obstáculos que el niño ha de superar. En ese progreso que le llevará a reconocerse y conocerse, es importante tener en cuenta la asunción de responsabilidades que poco a poco habrá de tomar. No hay verdadera autonomía sin adoptar cada responsabilidad como parte intrínseca del adiestramiento y desarrollo psicosocial del niño.
En la fase del yo solo, el niño quiere conocer, investigar y probarse; pero con la misma facilidad que lo intenta, desiste. En esta fase es conveniente supervisar que el yo solo no se convierta en un simple juego de probaturas, sino que pueda ejercitarse en la asunción de pequeñas responsabilidades para lograr una autonomía plena y satisfactoria.
Responsabilidades progresivas según la edad
* Dormir. Un recién nacido duerme unas 16 horas diarias, repartidas en varios episodios de sueño de unas cuatro horas cada uno, con periodos intercalados de vigilia. Desde el primer mes hasta los seis meses, la duración de los despertares nocturnos va disminuyendo y empieza a dormir de manera continua prácticamente durante toda la noche. Entre los 2 y los 4 años deberían dormir por la noche unas diez u once horas, más dos horas de siesta. A partir de los 3 años va disminuyendo la necesidad de dormir durante el día hasta prácticamente desaparecer antes de los 6 años. Pasados los 7 años no es habitual que el niño necesite dormir la siesta. En cualquier caso, hasta los 11 años los niños tendrían que dormir como mínimo diez horas, pese a que las necesidades de sueño varían de unos a otros considerablemente.
* Comer solos. Hacia los 10 u 11 meses empiezan a manosear en las papillas con la intención de comer solos. Desde que muestran interés por coger algún cubierto hasta los 3 años, el niño irá adquiriendo destreza y responsabilidad para comer solo. Entre los 2 o 3 años ya debería comer sin ayuda paterna.
* Controlar el esfínter. Una de las muchas cosas que un niño debe aprender durante su crecimiento es el control de los esfínteres, o sea, la capacidad de orinar y defecar voluntariamente en el momento apropiado y en el sitio correcto. Hacia el primer año (cuando ya anda regularmente) ya está capacitado para aprender a controlar los esfínteres. Desde, aproximadamente, el primer año y hasta los 3 años de edad es el espacio de tiempo lógico y previsible para aprender a ir al lavabo cuando sienten necesidad. La media está en los 2 años. Es habitual que el control de los esfínteres por la noche tarde más tiempo en lograrse y requiera de otro proceso de aprendizaje. No obstante, en ambos casos (día y noche) el intervalo de tiempo para lograrlo es de 1 a 3 años, aunque en algunos casos muy concretos pudiera llegar a los 4. Si en el cuarto año no ha aprendido, consultar con el pediatra.
* Poner y recoger los platos de la mesa. A los 3 o 4 años, los niños y niñas ya pueden realizar menesteres de poner y recoger los platos de la mesa. Al principio deberán hacer tareas sencillas, pero hacia los 5 años ya pueden tomar responsabilidades más complejas.
* Vestirse. Tal vez por las prisas de la mañana, casi siempre se les viste rápidamente. Así que les cuesta más tiempo aprender a vestirse solos. Hay que encontrar momentos tranquilos en los fines de semana para que se puedan ejercitar, sin reírnos de ellos si acaban vestidos como un payaso. En un proceso gradual de aprendizaje, hacia los 5 años ya debieran vestirse totalmente solos. Hacia los 6 o 7 años, los niños ya son plenamente capaces de abrocharse los zapatos correctamente.
* Recoger los juguetes. Es posible que sea una de las primeras responsabilidades que se les exige a los niños, pero también es la primera en generar conflictos. Hasta los 5 años no hay que estar muy preocupados si no recoge solo los juguetes. Durante este tiempo es preferible pedir que nos ayude y repartir la tarea de lo que se haya que recoger. Es bueno que aprenda a guardarlos como si fuera un juego, sin amonestaciones ni gritos. Hacia los 5 años es cuando ya deben empezar a recogerlos solos y hacerlo así para siempre, sin la colaboración de los padres.
* Bañarse solos. A todos los niños les encanta chapotear en la bañera, pero deben aprender a bañarse y ducharse solos. Pese a que se les pueda ayudar puntualmente a frotarse con la esponja o a aclararse la cabeza, hacia los 5 años ya deberían empezar a ducharse o bañarse por si mismos.
* Cepillarse los dientes. Una edad idónea para aprender a lavarse los dientes es hacia los 2 o 3 años. Al principio puede ser un juego de imitación de los mayores, aunque es posible que les cueste. No obstante el juego de cepillarse los dientes de manera regular permitirá hacia los 4 o 5 años cierta destreza, adquiriendo un hábito saludable.
* Hacer la cama. En el pasado, en las familias españolas, fue muy habitual que los niños varones no hicieran la cama nunca o casi nunca, mientras las niñas aprendían con mayor o menor aplicación. En la actualidad, la paridad implica a hombres y mujeres por igual. Hacia los 4 o 5 años los niños pueden aprender a estirar las sábanas de la cama, aunque les será imposible acabarla por no llegar bien a todos los lados. Hacia los 6 años deberían saber hacerla, pese a que posiblemente necesite de un posterior repaso de los padres. A los 7 u 8 años ya están totalmente capacitados para hacer la cama perfectamente y sin ayudas paternas.
* Cuidar a un hermano menor. Esta es una responsabilidad que en ningún caso se puede exigir. Es el hermanito pequeño; pero en ningún caso es el responsable de su atención. Se le puede pedir que ayude en sus cuidados, ya que ello le acercará al bebé y ayudará a crear un vínculo afectivo con él, siempre que no sea impuesto por la fuerza. Que sea el mayor no le supone tener obligaciones que no le pertenecen, al menos hasta que tenga una cierta edad; hacia los 10 o 11 años.
* Estudiar solos. Desde que los niños empiezan a ir a la escuela hasta que acaban su formación secundaria, los deberes, el repaso o el estudio en casa es imprescindible. Es una tarea que casi siempre deberá ser supervisada. Desde que empiecen a ir al colegio hasta los 6 años es perceptible que se comparta casi al cien por cien el tiempo de estudio. Desde los 6 hasta los 11 años se puede ayudar a estudiar en un 40% del tiempo. A partir de los 11 años y hasta que el niño acaba su formación secundaria es aconsejable que se supervise diariamente el estudio en casa, incentivando el aprendizaje y la constancia en la primera parte o en el inicio del estudio.
* Ir a la escuela solos. Todo depende de la distancia, de los peligros urbanos que puedan existir o de la disponibilidad de los padres, pero la edad idónea para ir a la escuela solo, siempre dependerá de la madurez que el niño muestre en su crecimiento. No obstante, hacia los 8 o 9 años, un niño está perfectamente capacitado para ir solo, viajando en autobús de la escuela o tomando uno de línea.
* Cocinar. A los niños les gusta ver cómo cocina la madre o el padre; para muchos de ellos es un divertimento o un juego del que quieren participar e investigar. Aprovechando ese interés, se les puede enseñar a preparar pasteles u otras comidas frías desde los 4 o 5 años, pero siempre como un juego y sin tener contacto con los fogones. No obstante, hacia los 11 o 12 años ya deberían saber cocinar y realizar por si solos comidas sencillas al fuego, como arroz a la cubana, una tortilla francesa o patatas hervidas con judías. No es necesario que aprendan a cocinar muchos platos, tan sólo algunos básicos para que sepan desenvolverse con los tiempos de cocción y se familiaricen con el fuego.
Otras tareas ordenadas por etapas escolares
> Etapa infantil
* Llevar la ropa sucia al lugar indicado para ello.
* Dar correctamente los recados.
* Colaborar en la preparación de su mochila, poniendo el almuerzo.
* Colaborar en la preparación de su fiesta de cumpleaños.
* Realizar con supervisión las tareas que indique la profesora.
* Compartir sus cosas con otros hermanos, amigos.
* Esperar su turno, saber esperar.
* Ir a la compra con los adultos, coger las cosas que se le indique.
* Cuidar una mascota o una planta con supervisión del adulto.
* Administrar un poco de dinero para comprar un helado, patatas, pipas, etc.
> En la educación primaria
* Preparar la mochila con todos los materiales que necesitan llevar al colegio.
* Realizar de forma autónoma las tareas que indique la profesora.
* Recoger sus juguetes, libros, cuadernos, pinturas, etc.
* Preparar la mochila de las actividades extraescolares: fútbol, natación, etc.
* Aseo personal: cepillarse los dientes, lavarse las manos, peinarse.
* Preparase la ropa para la ducha.
* Colaborar en la preparación de la ropa para el día siguiente.
* Calentarse la leche en el microondas.
* Colaborar en la preparación de la merienda.
* Poner y quitar la mesa; comenzar a fregar con supervisión de un adulto.
* Sacar la basura.
* Tomar parte activa en la preparación de sus fiestas (cumpleaños, etc.)
* Hacer compras sencillas.
* Anotar en la lista de la compra alimentos relacionados con su consumo.
* Colaborar en la realización de la compra familiar.
* Ayudar a colocar y ordenar la compra.
* Colaborar en la preparación de su maleta cuando se van de viaje.
* Escuchar a los demás y respetar el turno de palabra.
* Saber hasta dónde pueden meterse en la playa.
En el primer ciclo de la educación secundaria
* Hacer todos los deberes escolares sin que nadie se lo recuerde.
* Ordenar su habitación incluyendo armarios y la cama bien hecha.
* Organizar sus fiestas de cumpleaños.
* Acudir a las actividades extraescolares con el equipamiento adecuado.
* Aseo e higiene personal. Ducharse diariamente dejando el baño aseado.
* Fregar los platos, quitar el polvo, fregar el suelo.
* Doblar y recoger su ropa.
* Prepararse el almuerzo y la merienda, además de cocinar comidas sencillas.
* Organizar su ocio y tiempo libre.
* Llevar las llaves de casa.
* Anotar en la lista de la compra cosas que faltan.
* Realizar compras.
* Levantarse a la primera vez que se les llama o poniéndose el despertador.
* Tomarse la medicación pautada por el médico.
* Alimentarse de forma adecuada, evitando caprichos.
Cómo ayudar a los niños responsablemente
* Dejar que se equivoquen y vayan aprendiendo por si solos.
* Alentarles en sus intentos, porque les permitirá que crean en si mismos y puedan ir asumiendo responsabilidades para ir madurando.
* Admirar sus habilidades y potenciarles. Es preferible destacar lo que hacen bien que reírse de sus fallos, por muy divertidos que sean.
©2010 Josep Marc Laporta