Transcripción resumida de la exposición de Josep Marc Laporta —psicólogo social y coach— en el magazine matinal radiofónico de Radio Arena, emitido semanalmente durante los últimos cuatro años. Consultas y conferencias: jmlfcoach@hotmail.com

· Las personas negativas

Están en nuestro entorno, los conocemos, sabemos muy bien cómo actúan y se muestran: son los negativos। Son aquellas personas que siempre tienen un no por respuesta o que se manifiestan con actitudes resistentes, enrocadas y obstinadas en su negatividad. Es fácil reconocerlas cuando, estando con ellas, uno se queda angustiado, deprimido o con una sensación de malestar. O también cuando se les cuenta una buena experiencia vivida o un proyecto nuevo, ellas encuentran todos los posibles problemas del mundo. También se les reconoce cuando responden a un saludo con frases como “¿qué te voy a contar?” o “cómo quieres que esté? En definitiva, sus respuestas tienen el sello de la negatividad, donde todo es negro y sin atisbo de positividad.

Es habitual ver a estas personas opinando sobre los proyectos e iniciativas profesionales, diciendo “esto no funcionará” o vaticinando todo tipo de inconvenientes। En las relaciones de pareja, tienden a frenar cualquier buen deseo del compañero/a con actitudes persistentemente entorpecedoras y frases como “no tengo ganas”, “no irá bien” o “no me apetece”. En las relaciones de amistad, se comportan sacando toda energía y buen ánimo con impedimentos al deseo ajeno o al de la mayoría, provocando mal ambiente o tensándolo. Por lo general, son una rémora difícil de sobrellevar.

La génesis de esta actitud nace, básicamente, en la infancia। Una educación muy restrictiva, con marcadas actitudes de control y excesiva censura son la raíz del adulto negativo. Cuando los padres recriminan constantemente con frases y formas al uso como ‘no hagas eso’, ‘no digas aquello’, ‘no molestes más’ o ‘déjame en paz’, están fraguando en el futuro hombre o mujer un posible carácter negativo. No son solamente las palabras que se dicen, sino las formas y las actitudes, generando una frustración caracterológica y una falta de autoestima que marcará el comportamiento y las posteriores actitudes.

Por lo general, en promedio, un niño escucha la palabra ‘no’ diez veces más en comparación con ‘sí’। La mayor parte de las veces, estas negativas tienen como objeto evitar que se lastime o para protegerlo. Sin embargo, con demasiada frecuencia los ‘no’ se pronuncian por cuestiones de conveniencia y comodidad. Es más fácil para nosotros desanimar a los niños e impedir que ensayen nuevas cosas que alentarlos y animarlos, porque muchas veces nos exige invertir tiempo y energías.

Es evidente que la negatividad es aprendida। Lo explica si observamos un bebé: seguro que nunca habremos visto un niño de dos o tres años con alguna actitud negativa. Por lo general, siempre mantienen una actitud amable, positiva y alegre, a no ser que se encuentren mal o estén enfermos. Es por ello que podemos afirmar que la negatividad se aprende en el ambiente familiar por esas actitudes de control, constante intervencionismo y dominación alienante.

Desde una perspectiva psicológica, en la negatividad existe un temor y falta de confianza en uno mismo, con sentimientos de inferioridad। Aprendido durante años, el negativo es una persona que tiene una seria falta de autoestima y un sentimiento de frustración interno que le lleva a negativizar todo por un miedo desconocido, pero determinante en sus relaciones sociales.

La negatividad incluye tanto la actitud de decir ‘no’ por sistema diciéndolo incluso antes de oír acabar de formular una pregunta o cuestión, como aquella persona que todo lo ve tan negro que todas sus actitudes y conductas subsisten en la negatividad। En ambos casos, el negativo siente placer en su actitud. Los circuitos de placer humanos son tan complejos, que incluso en este tipo de personas el constante ‘no’ produce un íntimo deleite del que no saben salir. Para entender bien esta patología es ineludible comprender la fuerte sensación de placer que produce en el sujeto reivindicarse constantemente en el ‘no’. Es un placer retroalimentado.

Para dejar de ser negativo sería necesario volver a aprender toda una serie de aspectos de la personalidad y la respuesta social, además de aceptar que el placer del ‘sí’ es mucho más gratificante que enrocarse en el ‘no’। Reaprender es el secreto, pero al mismo tiempo es la gran dificultad, porque por lo general no es fácil cambiar de la noche a la mañana a una nueva forma de ser y actuar.

Ideas para convivir o ayudar a un negativo

* En contraposición a la conducta del negativo, no tomar actitudes extremadamente positivas. Muchas veces, para contrapesar el ‘no’ de un negativo, se toman actitudes excesivamente positivas, como si el contraste pudiera ayudar a contrapesar la negatividad. Lejos de producir un cambio de actitud y beneficios para ambos, lo que invita es a enrocarse en su negatividad y prescindir aún más de una buena influencia. Es mejor mostrarse natural, sin manifiestas actitudes positivistas, aunque interiormente se tengan o se intenten tener.
* Tomar una actitud interna de una cierta intrascendencia o superficialidad, como si el negativo fuera un niño o una persona que necesita ayuda. Es más bien una postura íntima, no conocida por él/ella, pero que asumiendo que en realidad él/ella es como un niño o un enfermo, nos ayudará a nosotros mismos a estar en el lugar y en la actitud correcta para que no nos influya ni nos afecte tanto y, al mismo tiempo, no nos vea tan dependientes de sus deseos nocivos.
* No dejarse influenciar por su forma de ser, situándonos por encima de él/ella y de la situación. El mayor peligro es que cualquier cosa que él/ella diga nos afecte y, al final, el cúmulo de todo nos convierta en su esclavo. Estar por encima, tanto del negativo como de las situaciones que se produzcan, nos ayudará a no angustiarnos o apesadumbrarnos por convivir con una persona de estas condiciones.
* Controlar nuestras respuestas y no atacar su posición negativa. Habitualmente, ante tanta negatividad, el interlocutor de un negativo, sin querer, intenta atacarlo por la actitud que constantemente expresa. Es preferible controlar las respuestas y no incidir en su negatividad; es decir, pasar de ello e internamente adoptar una actitud de estar por encima de la situación, sin responder por afectación ni atacarlo por desquicio.
* Intentar sobrellevar las constantes negativas con respuestas astutas, audaces o creativas. Contestar convenientemente a un negativo no es sencillo, porque su negatividad lo acapara todo y muchas veces anula incluso hasta la personalidad de los que le rodean; pero contando con tomar una actitud de estar por encima de la situación, responder de manera inteligente y audaz puede ayudar mucho a hacerle cambiar de actitud o, como mínimo, de opinión. Por ejemplo, si él/ella responde con un ‘no’ a pintar una habitación de la casa que está muy necesitada de una mano de pintura, plantearle cuándo cree que sería conveniente hacerlo. Si responde con evasivas como una manera de seguir diciendo ‘no’, volver a intentarlo de otra forma para hacerle ver que la habitación lo necesita y que tarde o temprano se tendrá que pintar. Es decir, intentar sacar de él/ella un compromiso o un ‘sí’ a través de reflexiones astutas y audaces. Posiblemente nunca dirá un ‘sí’ rotundo tal y como nos gustaría oírlo, pero tal vez podamos sacar una respuesta positiva, pese a que en principio no lo parezca.
* Ayudarle a cambiar su percepción de placer (con la negatividad) cuando el éxito de una actitud positiva le alcance. Los circuitos del placer que tiene instalados en su mente con la negatividad están tan enraizados, que habitualmente sólo siente goce en ello. Pero cuando en una situación o circunstancia concreta él/ella haya optado por una disposición más positiva con resultado exitoso, hacerle notar el beneficio placentero de esa actitud con el fin de ayudarle a entender la gran ganancia anímica que puede obtener dejando la negatividad.
* Manifestar puntualmente que él/ella es un negativo y que necesita de la ayuda de un profesional. Sin repetirlo a cada momento ni ser excesivamente persistentes, es conveniente, en un momento, lugar y situación adecuada, transmitir claramente y concisamente al negativo que necesita la ayuda de un profesional.
* Para hacer ver a un negativo que lo es, apuntar durante un día, en un papel, las veces y las situaciones en las que ha respondido negativamente. De común acuerdo entre el negativo y el compañero afectado, esta técnica de reconocimiento y aceptación puede dar muy buenos resultados para que se dé cuenta de su propia realidad.
* Si la persona afectada es capaz de reconocer mínimamente su actitud y conducta negativa, animarlo a que lo reconozca plenamente y dé pasos decisivos para resolverlo. Cuando se den indicios de reconocimiento de su situación, ayudarlo a que ahonde en lo que comienza a admitir। Sólo cuando lo acepte plenamente, estará mínimamente capacitado para recibir ayuda y empezar el trayecto del cambio. Aunque en realidad no es fácil que un negativo deje de serlo, existen muchos casos en los que han habido cambios muy sustanciales y definitivos. El trayecto de la transformación puede ser un poco largo, pero no imposible.
©2010 Josep Marc Laporta
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