Transcripción resumida de la exposición de Josep Marc Laporta —psicólogo social y coach— en el magazine matinal radiofónico de Radio Arena, emitido semanalmente durante los últimos cuatro años. Consultas y conferencias: jmlfcoach@hotmail.com

· Ganar amigos

Decía el escritor catalán Josep Pla que en la vida hay amigos, conocidos y saludados. Esta descripción, lejos de ser una mera clasificación de personas y relaciones, es una interesante pauta para entender que muchas de las relaciones que otorgamos el título de amigos son, en realidad, simplemente conocidos y saludados. No obstante, a raíz de la apreciación de Pla se puede desarrollar otra lista más completa y actualizada: amigos, amistades, compañeros, buenos conocidos, conocidos y saludados.

Los saludados son aquellas personas con las cuales nos cruzamos y que tan solo intercambiamos algunas palabras. Mayormente decimos un ‘buenos días’ o un ‘adiós’ y poco más sabemos de ellos. Incluso, es posible que no sepamos su nombre.
Los conocidos son las personas que, además de saludarlas, sabemos su nombre y tenemos algunas conversaciones más o menos superficiales o profundas, pero sin ninguna vinculación posterior.
Los buenos conocidos son aquellas personas con las cuales existe una buena comunicación, agradable relación y bastante familiaridad y proximidad. Están a pocos pasos de la amistad y de ser amigos, pero el peldaño de la intimidad afectiva, la confianza permanente y el tamiz de tiempo no permitirán llegar a serlo.
Los compañeros son aquellas personas, hombres y mujeres, a los que nos une una actividad común, ya sea profesional, deportiva o de asueto. Con ellos pasamos buenos ratos, pero a la hora de la verdad es probable que no exista tanta vinculación como para consolidar una relación perdurable.
Las amistades son personas con las que nos unirá una excelente relación. Casi siempre estarán dispuestos a ayudar y será recíproco, pero, normalmente, en una situación más íntima no les contaremos nuestras penas o interioridades. A veces se les llaman amigos, aunque en realidad son amistades, un grado menos en el escalafón desde un punto de vista más coyuntural.
Los amigos son pocos. Cada persona tiene, aproximadamente, de uno a tres amigos; no más. Ésta es la media. Aristóteles afirmaba que ‘el amigo de todos no es un amigo’; por lo tanto, a este afecto se le confiere un talante más exclusivo y específico que lo hace aún más valioso.

Los amigos son aquellas personas que siempre estarán a nuestro lado, que igual reirán con nosotros como llorarán y compartirán nuestras penas. Son quien o quienes se alegrarán de nuestros éxitos y sufrirán nuestras desgracias. Es una relación que nace de intereses comunes y sentimientos comunes, y que se construye con tiempo, a veces en pocos días o meses, pero que para consolidarse, en general, puede necesitar de algunos años. Ser amigo no es sólo llorar un día, puntualmente, sino acompañar y compartir todo -penas y alegrías-, transportadas en el tiempo.

Amigo deriva del latín, amicus, que deriva de amore, amar, e implica varios aspectos como la confianza y la sinceridad, la compresión y la empatía, la fidelidad y el respeto, y, evidentemente, la reciprocidad. El primer espacio que se genera entre dos amigos es el de la confianza y la sinceridad, porque sin ellas sería imposible que existiera una relación profunda y estable. Tanto la compresión y la empatía como la fidelidad y el respeto son aspectos que perfeccionan y completan la relación entre amigos.

Pero no a todas las personas les es fácil hacer amigos. Por distintas razones, a veces tenemos miedo de que nos conozcan, nos juzguen o no nos valoren como creemos merecerlo. Y como respuesta a estos miedos no hablamos, no nos comunicamos ni entramos en franca relación con otras personas. El resultado final es que hay personas que nunca han tenido un amigo ni confían tenerlo nunca.

Existen dos causas o motivos generales por las que algunas personas no tienen amigos:
1- Una forma de ser distante o actitud introvertida y retraída respecto a las relaciones sociales y la comunicación afectiva.
2- Experiencias pasadas desagradables con alguna/s persona/s, después de haber dado confianza, revelando ciertas confidencialidades.

Tener amigos con los que compartir es vital para cualquier persona; es parte de la salud psicológica. Aproximadamente, el 70% de nuestra felicidad nace en las relaciones con otros seres humanos, por lo que tener amigos es tan saludable como necesario para el equilibrio personal y para disfrutar de una vida plena.

Cómo ganar amigos

* No intentarse llenarse uno mismo con los demás. Uno se ha de llenar a si mismo. Para ganar amigos es preferible no pretender enganchar a otras personas para llenarse, porque lo que haríamos sería ahuyentarlos. Si nos limitamos a tratar de impresionar a los demás para que se interesen por nosotros, nunca tendremos amigos.
* Interesarse por los demás. Se pueden ganar más amigos en dos meses si nos interesamos por los demás, que no en dos años pretendiendo que los demás se interesen por nosotros. La persona que no se interesa por los demás es la que tiene las dificultades más grandes de la vida y es la que causa las heridas más grandes al prójimo. Interesarse por los demás es el primer paso para ganar un amigo.
* Saber escuchar para ser interesantes. Para ser atractivos, hemos de interesarnos por los demás y, sobretodo, hemos de aprender a conversar preguntando a nuestros interlocutores. Los hemos de animar a hablar más de ellos que de nosotros, ya que la persona con la que conversamos está más interesada por sus problemas que por los nuestros.
* Sentir lo que ellos sienten. Si uno gira entorno a uno mismo es imposible hacer amigos. Comprender al otro y ponerse un poco en el lugar del otro es el mejor camino para empezar a andar una amistad. Es la complicidad de los sentimientos.
* Fomentar relaciones basadas en la química. La amistad es un enamoramiento de la relación, por lo cual tiene que haber química natural y no forzada. La empatía, buena onda o química entre dos personas fomentará una relación tan empática como fluida. La simpatía inicia una relación; la empatía, la consolida.
* La amistad depende de la admiración; no se puede ser amigo sin sentir admiración. Para que te admiren has de ser digno de admiración. Por ejemplo, no se puede estar en una mesa criticando a otras personas, porque los propios comensales pensarán que ellos mismos serán criticados cuando no estén presentes.
* Recordar el nombre de las personas. El nombre individualiza, nos hace sentir únicos respecto a todos los demás. La información que damos toma una relevancia importante cuando añadimos el nombre de nuestro interlocutor. El nombre es, en cualquier idioma, el sonido más agradable e importante para cualquier persona.
* Hacer sentir importante al otro. De entrada, para una relación efectiva y saludable, el otro es más importante que uno mismo. Nosotros no somos el centro del mundo, sino que compartimos protagonismo con muchas más personas. Hacerlas sentir importantes facilitará una mejor comunicación, siempre y cuando sea una actitud sincera y no fingida.
* Sonreír es la comunicación más rápida entre dos personas. Sonreír no es hacer un amigo, pero ayuda a conectar más fácilmente con los demás. Las personas que hacen reír son las que más éxito tienen, porque el humor facilita la interacción, abre puertas a la comunicación y libera las tensiones del primer contacto.
* Tomar iniciativas de relación. Dar, llamar, proponer. Para hacer amigos hay que tomar iniciativas de relación, dando pequeños y atrevidos pasos que recíprocamente forjarán los primeros intercambios.
* Hacer cosas por los demás. Si queremos hacer amigos, dediquémonos a hacer cosas por los demás, cosas que requieran tiempo, energía, altruismo, interesándonos sinceramente por los ellos. Es mejor estimular a las personas y halagarlas espontáneamente, que tener una actitud persuasiva y justiciera, intentando tener siempre la razón.
* No hablar dando órdenes. A nadie le gusta estar siempre recibiendo órdenes. El resentimiento provocado por una actitud dictatorial puede durar mucho tiempo. Excesivos mandatos pueden herir el orgullo del prójimo, aún cuando tengamos razón.
* Involucrar anímicamente y emocionalmente al interlocutor. Al comentar algo que nos ha agradado especialmente, habitualmente decimos: ‘El otro día vi una puesta de sol tan bonita…!’ Si pretendemos involucrar anímicamente y emocionalmente al interlocutor, sería mejor decir: ‘Vi una puesta de sol tan bonita, que a ti te hubiera encantado, nos lo hubiéramos pasado genial los dos allí...!’ Involucrar anímicamente y emocionalmente al interlocutor ayudará a participar conjuntamente de la experiencia vivida y asimismo generará buenos lazos relacionales.
* No teatralizar, sino ser sinceros y transparentes con nuestras intenciones. Hacer amigos a costa de fingir cualquier sentimiento, actitud o deseo, más bien levantará barreras de desinterés, desidia e indiferencia। Ser sinceros, veraces, actuar sin doblez y ser más que aparentar, permitirá abrir cauces de comprensión y complicidad. No olvidemos que los verdaderos amigos sólo nacen de un corazón puro y transparente.
©2010 Josep Marc Laporta
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