Una mentalidad rígida es más propensa a sufrir todo tipo de trastornos psicológicos y emocionales, se siente encerrada y condicionada por pensamientos circulares y su actitud y comportamiento afectará negativamente a su entorno, ya sea familiar, laboral o relacional. Las consecuencias de la inflexibilidad o rigidez es un alto nivel de estrés, baja tolerancia a la frustración, angustia por no tener el control, dificultades en la toma de decisiones, miedo a cometer errores, miedo a cambiar y dificultades en el crecimiento personal. Incluso a nivel físico, la rigidez tiene sus consecuencias. Piedras en la vesícula o en el riñón , arrugas muy marcadas en la comisura de los labios o entre ceja y ceja, e incluso bolsas en los ojos, son algunos de los indicios que evidencian una manera de vivir estricta.
Por su parte, los valores que van ligados a la flexibilidad son el análisis crítico, la capacidad y complejidad cognitiva, el humor, el inconformismo y cierta rebeldía. Una mente flexible tiene tres elementos cognitivos: se fija en la excepción de la regla, busca el camino de en medio, o sea, huye de los extremos, y es capaz de ponerse en el punto de vista del otro. También posee una mayor capacidad de humildad, porque sabe que tiene déficit y reconoce sus propias insuficiencias. Al contrario que las personas rígidas, el flexible no es egocéntrico o lo es menos, no es tan dogmático y no se presta tan fácilmente al egoísmo, al tiempo que genera menos estrés, más felicidad y menos violencia.
Las mentes flexibles tienen algunas características comunes: no temen a la controversia constructiva, son capaces de dudar de sí mismas sin entrar en crisis y aceptan con naturalidad la crítica y el error, evitando caer en posiciones dogmáticas. El flexible no necesita de formalismos y solemnidades para fundamentar sus puntos de vista. Le gusta la risa y el humor y lo practican con facilidad. Tampoco se doblegan ante normas irracionales ni obediencias convencionales y son inconformistas por naturaleza.
Las personas flexibles conocen por propia experiencia la esencia de ciertos supuestos que son perniciosos para la salud mental. Algunos de ellos son un cóctel que retarda la capacidad de disponer la mente abierta y disponible. Uno es el oscurantismo, que prohíbe cualquier información, porque puede alterar la mente. Otro es el fundamentalismo, cuyo postulado es: no revises, no reconsideres, acepta lo que hay sin más. Y el dogmatismo: no dudes nunca ni pongas en cuestión lo que crees; es también tener respuestas antes de formular la pregunta.
Las mentes cerradas no sólo son un problema para sí mismas, sino que también lo son para la sociedad en la que viven, pues impiden el progreso y permanecen ancladas en un pasado continuo e invariable. Las mentes abiertas son flexibles, creativas, audaces, se reinventan cada día y facilitan el desarrollo del potencial humano.
Ideas para lograr flexibilidad
* Desordenarse. Una de las mejores opciones para empezar a ser flexible es desordenarse. Desordenarse no significa llevar una vida fuera de control o desparejar todo hasta no saber donde están las cosas. Significa no ser robots ni vivir tan organizadamente que no haya lugar para la improvisación y la espontaneidad.
* Huir del perfeccionismo obsesivo. El perfeccionismo puede ser una virtud si no es obsesivo. Hacer las cosas lo más excelentemente posible es saludable y oportuno en cualquier faceta de la vida, pero hacer del perfeccionismo la meta de toda actividad crea obsesiones que llevan a la inflexibilidad y estancamiento.
* Practicar el descentramiento. Ponerse en el lugar del otro. Intentar cambiar de perspectiva y cambiar de costumbres. Preguntarse cómo lo ve el otro, cómo lo siente, y, sobretodo, pensar que uno no es el centro del universo.
* Divertirse. Salir de la actitud aburrida y monótona es uno de los principios de la flexibilidad. Divertirse sin complejos es ser flexible y construye un carácter afable y empático.
* Fomentar la duda inteligente. La duda es buena siempre que no signifique vacilar por sistema y por falta de carácter y firmeza. La duda que lucha por conocer o por interesarse por otras realidades es una duda constructiva y saludable.
* Cambiar conductas y emplazamientos de enseres de la casa. La rutina es enemiga de la flexibilidad. Hacer las cosas siempre igual nos instala en la rigidez e intolerancia. Es oportuno cambiar de camino para ir a trabajar, variar los horarios o hacer las cosas de manera diferente a como lo habíamos hecho siempre. En el hogar es conveniente hacer un cambio de muebles, cuadros o cualquier elemento que cambie la fisonomía de una habitación. Todos esos cambios serán ensayos para nuestra mente, afín de provocarla y sacarla de su seguridad y estabilidad.
* Apuntarse a un curso. Podemos cambiar mucho nuestros hábitos de inflexibilidad si nos apuntamos a un curso de cualquier materia o disciplina, como por ejemplo idiomas, pintura, guitarra, etc. La finalidad no es exclusivamente aprender y tener un título, sino sacarnos de nuestro espacio de seguridad para adentrarnos en ambientes donde tenemos que hacer cosas diferentes y, también, pensar diferente.
* Instaurar el pensamiento crítico en contra del dogmatismo. Pensar de manera crítica y analítica en lugar de dar por supuesto todo nos permitirá avanzar en la flexibilidad.
* Movilizarnos en lo lúdico en contra de lo solemne. Las solemnidades son rituales estáticos, mientras lo lúdico y lo ameno se mueven en la sorpresa, alegría, divertimento y empatía. Reír, cantar, bailar, conocer gente es vital para alcanzar un pensamiento más liberado de rigurosidades.
* Huir del autoritarismo y surcar el pensamiento plural. Las mentes rígidas son autoritarias y dominantes, todo lo tienen controlado y nada se escapa de lo establecido. El pensamiento plural valora los detalles y los matices con toda su escala de colores y grises. El mundo es plural, con personas que poseen su propias sensibilidades, cada una con su perspectiva y detalle que enriquece el resto.
* Abundar en el pensamiento complejo o múltiple en lugar del simple. La simplicidad no se esfuerza, es inerte y siempre rechaza cualquier innovación। Mientras tanto el pensamiento complejo o múltiple es capaz de recibir muchas informaciones distintas, filtrando y depurando lo válido de lo innecesario, creando nuevos circuitos de reflexión y ponderación।
©2011 Josep Marc Laporta
Somos cabezones por naturaleza. No cambiamos ni a tiros. Me gusta este post.
ResponderEliminarMe encantó y me ayudado su escrito sobre la flexibilidad. Las ideas que expone las pondré en práctica porque estoy en círculo vicioso. Estoy estacada en una forma de pensar y todo lo veo de una manera angustiosa. Necesito cambios gracias
ResponderEliminarMuy útil, sobre todo cuando te rodeas de gente que es inflexible y no sale de ese círculo. Y terminan arrastrandote con su actitud. Me gusta el blog.Saludos
ResponderEliminarEs bueno salir de la rutina, y mantener la calma en too momento de la vida. Sol asi podems alcanzar un mayor rendimiento y flexibilidad de nuestrs capacidades intelectuales.
ResponderEliminarES BUENA LA FLEXIBILIDAD PORQUE NOS AYUDA A MANTENER EN FORMA
EliminarCOMENTEMOS ACERCA DE ESTOS TEMAS QUE SON IMPORTANTES
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOpino que la flexibilidad es un buen hábito para mantener la mente abierta al cambio y eso nos hace mantener un espíritu crítico y joven sin caer en el dogmatismo. Sin embargo, creo que en la clave está el equilibrio pues el tener una rutina nos hace ser más eficientes y aprovecho mejor nuestro tiempo y energías.
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