Transcripción resumida de la exposición de Josep Marc Laporta —psicólogo social y coach— en el magazine matinal radiofónico de Radio Arena, emitido semanalmente durante los últimos cuatro años. Consultas y conferencias: jmlfcoach@hotmail.com

· ¿Amor o enamoramiento?

Entre ambos interrogantes, el epígrafe nos invita sutilmente a tener que elegir por uno u otro concepto. ¿Amor o enamoramiento? ¿Cuál de lo dos nos conviene? ¿Son compatibles? ¿Son necesarios? ¿Es imprescindible estar enamorado para amar? ¿Deseamos enamorarnos para tener la seguridad de que queremos a alguien? ¿Más vale amar que enamorarse?

Si hace años el matrimonio era el eje central de la sociedad por el cual las personas mantenían un vínculo permanente y perdurable a cualquier precio, el presente se rige por el convencimiento de que los adultos tienen el derecho a disfrutar de vidas plenamente afectivas a lo largo de toda la vida. Pero incurrimos en un error: la medida que utilizamos para medir la vigencia de nuestras parejas ya no es el afecto consciente o el amor, sino el enamoramiento. Por ello, el comentario que hoy en día más se oye en las consultas psicológicas es ‘le/a quiero, pero ya no estoy enamorado/a’. Ante esta afirmación, que en principio parece incluir connotaciones de halago, la otra parte observa que hay algo que se ha roto casi definitivamente, algo que prácticamente será irrecuperable.

El enamoramiento es un proceso químico y sintomático que, en realidad, provoca un serio desorden obsesivo-compulsivo en nuestro organismo y en la percepción de la realidad, llevando al afectado a ver las cosas distorsionadas, con actitud obsesiva, llena de cierta magia y alguna transitoria locura. El enamoramiento es, salvando las distancias, lo que a los animales es el apareamiento. La necesidad de emparejarse con fines procreadores hace que éstos se busquen entre ellos en un proceso biológico y sensorial que les llevará al acto sexual. Evidentemente, el ser humano no vive impulsado exclusivamente por la premura animal del apareamiento, ya que tiene capacidad racional; no obstante, el proceso básico que sufre con el enamoramiento tiene un gran componente de unión sensorial y sexual que hace que esta emoción tenga cierta similitud con el apareamiento animal.

El ‘virus’ que nos lleva a iniciar el proceso de enamoramiento se llama limerencia. Curiosamente, cuando aparece este síntoma, creemos que nos sentimos bien, libres, como flotando en el aire, pero la paradoja es que, en realidad, nos ponemos una soga al cuello que, en definitiva, nos hará perder la verdadera percepción de la realidad. Cuando un individuo se enamora, el organismo segrega feromonas, que son las hormonas sexuales encargadas de crear la sensación de atracción. En una segunda fase, activa 12 áreas cerebrales para liberar compuestos químicos como dopamina, oxitocina y adrenalina. Todo el proceso de enamoramiento pone en marcha los mismos mecanismos que se activan cuando una persona se vuelve adicta a una sustancia drogodependiente; por eso, muchas personas afirman que el enamoramiento es, en realidad, una adicción.

El enamoramiento incluye el deseo y la atracción. La persona de la que nos enamoramos aparece como única e insustituible, creando fantasías respecto a lo maravilloso que sería la vida con la persona amada. Al mismo tiempo, se llena de angustia por la posibilidad de no alcanzar aquello que desea, produciendo pensamientos de preocupación y agobio. Las respuestas fisiológicas del enamoramiento son parecidas a las de enojo o miedo, con efectos como la aceleración del corazón, que late más rápido de lo normal. Este proceso se completa con la adrenalina, que llega al estómago, por lo cual, fisiológicamente hablando, experimentamos la sensación de tener mariposas en el estómago, que es la manera del cuerpo de tratar con el peligro.

Sobre si los efectos del enamoramiento tienen beneficios para la salud, existen estudios que comprueban que el conjunto de reacciones bioquímicas y las conexiones neuronales que se producen en el cerebro hace que las personas se sientan diferentes, hasta el punto de que en el enamoramiento el estado de la salud mejora y se fortalece el sistema inmunológico.

La diferencia entre la limerencia y el vínculo amoroso es sencilla: al ser una estrategia interesada de la naturaleza, la limerencia funciona sola, no hay que hacer nada, solo dejarse llevar por las promesas del amor eterno. En cambio, el vínculo amoroso necesita de cuidados y esfuerzos continuados. Claro está, que para mantener este vínculo amoroso es necesario no descuidarnos, no dejarnos llevar por la rutina ni por las preocupaciones y cansancio diarios; porque si eso sucediera, el amor se convertiría en un simple afecto. Es en este momento cuando comenzarán los problemas, porque el afecto es perfecto para los amigos, pero no vale para la pareja. La pareja necesita que mantengamos vivo el vínculo amoroso. No obstante, el amor tiene un componente que no tiene el enamoramiento: el conocimiento de la otra persona.

Vivir plenamente el amor y dejarse enamorar

* El amor verdadero está basado en la realidad, no en príncipes azules o princesas encantadas. Es más fácil enamorarse que amar, porque amar requiere tiempo, dedicación, atención y compromiso, pero para enamorarse tan solo es necesario dejarse llevar por sensaciones y emociones.
* El verdadero amor no es ciego. No obstante, el enamoramiento acostumbra a ser ciego. Cuando estamos enamorados padecemos de falta de perspectiva, capacidad de análisis y carecemos de las facultades necesarias para frenar el impulso biológico.
* Dejar de ser adictos a las sensaciones biológicas y sensoriales del enamoramiento. Una de las características de nuestro tiempo es la alta dependencia que tenemos a las emociones y los sentimientos. Muchas personas viven conforme sienten. Si no sienten una emoción, decrece el nivel de atención, entrega y compromiso; por lo tanto abandonan fácilmente. Dejar de ser adictos a las emociones es un buen primer paso para que la sensación de enamoramiento no decida por nosotros ni determine lo que de verdad nos conviene.
* El amor nace de la convivencia, de compartir, de dar y recibir, de intereses mutuos, de sueños compartidos. El amor se construye; el enamoramiento aparece sobresaltadamente. Ambos sentimientos se pueden complementar perfectamente si nos dejamos enamorar, pero sin abandonarnos a la suerte de las emociones instantáneas. Es decir, aprender a amar con el conocimiento sin permitir que el enamoramiento dirija todas nuestras emociones.
* Escuchar a la pareja, no solamente oírla. Esto implica parar el tiempo y buscar con el corazón al otro. Escuchar es poner atención y atender no sólo lo que la otra persona dice sino lo que hay más allá de lo que dice. Habitualmente hablamos y nos comunicamos con nuestros semejantes para ser comprendidos; es nuestra más imperiosa necesidad. En una pareja, el amor crece cuando mutuamente se escuchan generosamente.
* Ser generosos en lo grande y en lo pequeño. Cuando se pierde la capacidad de compartir con magnanimidad, se pierde gran parte del encanto del amor y de la capacidad de enamorar. Tanto en las grandes acciones como los minuciosos detalles, dar es mejor que recibir.
* Reavivar el placer sencillo del contacto físico, como las caricias, las miradas o los abrazos. El amor se cultiva en el contacto físico; por ello, gran parte de un amor mantenido y cuidado pasa por dedicar tiempo a todos estos mensajes sensoriales y sentimentales.
* Derrochar a conciencia el sentido del humor. La risa y la sonrisa es una fuente de alegría, cómplice, fantástica y gratuita. La pareja que no ríe o sonríe, no se comunica de manera profunda e intensa.
* Mirar a los ojos a la pareja durante algunos minutos todos los días. Este es el ejercicio de reconectar. Se observa si la relación de pareja está decreciendo cuando las miradas se esquivan y alejan. Mirarse cada día es un pequeño acto de conexión que reaviva el sentido del amor.

©2011 Josep Marc Laporta

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9 comentarios:

  1. Excelente articulo!!!!! No habia encontrado nunca algo tan clarificador!

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  2. Este no lo había leido, me encanta! Te felicito, siempre clarificador! Un abrazo

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  3. Buena noches,quisiera saber,¿se puede llegar a amar como pareja con los años a un amigo,sin haber sentido enamoramiento previo por él?¿Puede surgir el amor de una amistad? Saludos.Gracias.
    Luna.

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  4. Sí se puede. Y, por lo general, la futura relación de amor podría ser incluso más sólida, puesto que previamente se ha construido la amistad.
    Uno de los problemas o inconvenientes de empezar una relación impulsados básicamente por el enamoramiento, es que concentrados en ese sentimiento, fácilmente podríamos desatender la relación de amistad, por lo que cuando la fuerza de la atracción decae, no hay una amistad sólida que la sustente.
    Sí,de una buena amistad, puede nacer el amor y un enamoramiento. Y puede ser una relación muy saludable y satisfactoria; claro está, si la amistad y el amor es por ambas partes.

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  5. Completamente de acuerdo: ahora que me he enamorado, no puedo evitarlo, pero al mismo tiempo soy consciente de que lo que parece bueno luego , muy pronto, nos hace sufrir. El amor, por supuesto, es otra cosa, que necesita cuidado, dedicación... El enamoramiento sin amor, no es nada.

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  6. ESTO HUELE A PLAGIO! Que opinen los lectores! http://www.inteligenciaemocionalysocial.com/828/elsa-escribe/te-quiero-pero-no-estoy-enamorado-de-ti

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  7. Pues no le veo el plagio por ninguna parte. No se parece en nada al link ese. Este post incluso es mucho más completo. Las ideas del final estan muy bien y me han servido de mucho, porque muchas veces te dan grandes discursos y al final te quedas como llegaste sin nada que te guie.

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  8. Es´ta muy bien y muy bien explicado. Y me parece que eso que decis de plagio es al revés. El de la Punset sí que es plagio de este. Este es mucho más largo y completo, con más ideas. No se puede comparar!

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  9. El enamoramiento es un estado de miseria mental en que la vida de nuestra conciencia se estrecha, empobrece y paraliza.
    José Ortega y Gasset (1883-1955) Filósofo y ensayista español.

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