En el ámbito sentimental, la característica más acusada de los celos es la desconf

Las personas muy celosas son, a menudo, apasionadas, ansiosas, algo masoquistas y neuróticas. Acostumbran a proyectar a su entorno sus tendencias subjetivas, desajustadas de la realidad, por lo cual pueden acusar a los demás de sus propias carencias. Buscan pruebas para conseguir que se cumpla su verdad y son refractarios a los argumentos racionales que otras personas proponen.
Habitualmente, cuando en pareja surge el miedo a la separación, éste se manifiesta en forma de celos, de persecución al cónyuge por una hipotética infidelidad, controlándolo y obligándolo a que sea fiel. Cuanto más se persigue a la pareja, más impulsado se siente el perseguido o perseguida a demostrar su autonomía, esforzándose en alejarse y no dejarse obligar. Y cuanto más se aleja, el celoso o celosa más lo reclama como si fuera su posesión, secuestrando su libertad de movimientos y sentimientos. A raíz de ello, el celoso exige a su pareja una descripción detallada de la supuesta aventura o infidelidad y en su mente se mezcla el miedo al ridículo, a estar en boca de todo el mundo, la pérdida de la autoestima, un deseo morboso de información, un desmesurado afán de control, un sentimiento de posesión exacerbado y una considerable agresividad hacia sí mismo. Vive en una situación límite, que le lleva a la tortura.
Una cosa muy cierta es que, contra lo que a simple vista podría parecer, los celos no es amor ni es un indicativo de la profundidad de una querencia ni de cuánto se desea a la otra persona. En realidad los celos indican el propio estancamiento, un miedo a la soledad, un sentimiento de posesión y una seria inseguridad personal.
Pero también existen celos en el mundo infantil que se manifiestan con el nacimiento de un nuevo hermano. El niño que antes ha sido el centro de todas las atenciones, ahora se ve obligado a compartir su vida y protagonismo con otro ser. Es el síndrome de Caín. Sus sentimientos como primogénito le informan de que ha llegado un usurpador de la afectividad, un intruso que le ha quitado el lugar de privilegio. Según algunos psicólogos, no es extraño que incluso algunos estados neuróticos que sufren los adulos provengan de de secuelas de celos infantiles sufridos hace décadas.
Con frecuencia, los celos también afectan a profesionales desconfiados y muy competitivos, incapaces de trabajar en equipo, que invierten gran parte de su tiempo y energía en pequeños detalles. Acostumbran a no compartir información y controlan todo aquello que sucede a su alrededor, con la finalidad de que nadie presente un trabajo que pueda menoscabar el suyo.
Cómo superar la llegada de celos
* No ignorar cuando surgen los celos. Muchas veces se acostumbra a obviar las sensaciones celosas. Pero es conveniente no dejar que se cuelen como sentimientos normales o como sensaciones que se pueden confundir con el amor, porque en la realidad diaria los celos dañan determinantemente una relación.
* Los celos son el vicio de la posesión. Los celos son un vicio y casi siempre actúan en un sentido de posesión descontrolada y persecución asfixiantes. Entenderla como un vicio de posesión nos ayudará a ver las luces rojas que nos anuncian peligro, para actuar más decididamente y responsablemente.
* La vida de una pareja saludable es una experiencia muy diferente a una relación manchada con los celos. El equilibrio de una pareja se basa en la ternura, la comprensión, la tolerancia, el respeto a la autonomía del otro y el placer que significa encontrarse disfrutando de la intimidad. Lo contrario es estar en guardia por sospechas injustificadas, controlar hasta el más mínimo detalle, sufrir por sensaciones confusas u obsesionarse. Tener muy claro cómo es el modelo de una pareja saludable permitirá discernir mejor cuando llegue algún indicio de celos, para actuar decididamente.
* Comunicar los sentimientos a la otra persona que nos ha generado los celos. Es bueno comunicar lo que se siente cuando un comportamiento concreto nos ha creado una sensación de celos. Y también es muy adecuado comunicar qué comportamientos han generado los celos, especificándolos. La conversación franca y sincera, pero con un deseo común de resolver la situación adversa, ayudará a ahuyentar los fantasmas de la obsesión celosa.
* Hablar todo lo que sea necesario. Prudentemente, sin excesivas presiones y en el momento adecuado, conversar es el camino adecuado. Se trata de saber la realidad y de cotejar nuestra percepción, que puede ser claramente errónea, con la de la otra persona.
* Fortalecer el diálogo, la confianza y el contacto amoroso. Diálogo, confianza y contacto amoroso íntimo, son tres instrumentos básicos para construir una relación saludable en pareja, para superar un desencuentro y echar fuera los celos.
* Cuando se trata de un pensamiento irracional, es necesario apoyarse en la realidad para desterrarlo. La realidad se debe comprobar para saber si es verdad o no, y para hacerlo es necesario contar con la ayuda de la otra persona. Pero no debemos olvidar que el compañero/a también es parte afectada, por lo cual tendremos que ser muy cuidadosos y también comprender y ayudar.
* Fortalecer la autoestima. A veces, una baja autoestima permite hacer crecer los celos. Aceptarse más, confiar en nosotros mismos y motivarnos en metas de crecimiento integral serán tres elementos indispensables para fortalecer la autoestima.
* Si hay motivo real y contrastado para tener celos, presentarlo a la pareja o a la persona que lo provoca. Es necesario presentarlo con realismo y directamente, con valor, paciencia y comprensión, si se quiere superar la situación. Todas las cosas tienen un final, y el amor también podría tener fecha de caducidad.
* Si se sufre un cuadro agudo de celos, consultar con un psicólogo. Cuando vemos que nos desbordan las sensaciones y nos sentimos incapaces de gestionar los celos, es preciso visitar a un profesional para recibir ayuda especializada। Muchos casos de celos esconden otras patologías importantes.
©2009 Josep Marc Laporta
