Transcripción resumida de la exposición de Josep Marc Laporta —psicólogo social y coach— en el magazine matinal radiofónico de Radio Arena, emitido semanalmente durante los últimos cuatro años. Consultas y conferencias: jmlfcoach@hotmail.com

· Los regalos en los adultos

A todos nos gustan los regalos। En cualquier fecha señalada o en cualquier ocasión idónea, siempre tenemos la posibilidad de mostrar el afecto con un regalo. Son como presentes del corazón o como expresiones de nuestra vivencia hacia otras personas. Por ellos decimos cosas, transmitimos estados de ánimo, expresamos palabras inaudibles llenas de sentido.

Pero muchas veces los regalos no solamente muestran afecto, sino que son una mezcla de compromisos y obligaciones sociales, con rutinas de convivencia y hábitos consumistas। Incluso, para algunas personas, buscar regalos es una auténtica tortura y puede llegar a significarles una gran pérdida de tiempo. Pensar en regalar algo es empezar una carrera de obstáculos. Primero, pensar qué regalar; segundo, encontrarlo; tercero, que esté ajustado a nuestra economía... y así unas cuántas barreras hasta encontrar aquello adecuado o que quede bien. Por otra parte, desde pequeños nos han enseñado a aceptar los regalos, a recibirlos de buen grado pese a no nos gusten del todo, e incluso a poner la mejor cara cuando no han acertado nuestro gusto. Nos han enseñado a valorar que lo que cuenta es la intención. Es parte de la educación recibida: hemos aprendido a recibir regalos y a saber comportarnos, pero quizás no a saber hacerlos.

A pesar de ello, a todos nos gusta que nos regalen, nos hace sentir bien, muy apreciados। Por ello, los regalos son muy importantes porque, en realidad, significan comunicación. Este es el aspecto más importante: la comunicación. Mediante el regalo lo que hacemos es comunicarnos, transmitiendo toda una serie de aspectos íntimos y relacionales que pueden mejorar o empeorar una relación.

Regalar es pronunciar un discurso sin palabras, pero es un discurso que puede hablar más alto que cualquier conversación o acción। Incluso, los regalos pueden decir cosas contrarias a lo que somos o lo que querríamos decir. Por esto deberemos preguntarnos: ¿sabemos hacer regalos?, ¿sabemos cómo expresarnos?, ¿sabemos decir lo que sentimos con un regalo?

Tradicionalmente, hemos recibido un tipo de educación que nos ha inculcado que regalar es comprar। Este concepto nos impulsa a buscar el mejor regalo o el más adecuado con la finalidad de quedar bien. Pero regalar es más que comprar, es comunicar. Es decir a la otra persona algo personal, es darle un mensaje sobre nosotros, sobre él o ella. Preguntarnos qué puedo regalar, es preguntarnos qué queremos decir. Y también es preguntarnos qué quiere escuchar de mí la otra persona.

En lugar de ver los regalos como productos de consumo, es preferible verlos como mensajes. Mensajes que contienen sentimientos, frases, pensamientos, propósitos, declaraciones de intenciones o deseos que la otra persona podría recibir para potenciar su conducta y crecer integralmente. De todas las maneras, el regalo es una oportunidad muy valiosa para dejar de actuar mecánicamente como consumistas e incorporar el hábito de regalar tiempo, aprovechando la oportunidad para establecer una conexión emocional con la otra persona, enriqueciendo una relación.

Ideas para regalar con sentido

* Regalar no es sinónimo de comprar. Se acostumbra a confundir el acto de regalar con el imperativo de comprar. Huir de este paradigma nos permitirá entrar en un nuevo concepto de regalo. Un regalo no siempre se compra, también se hace, se fabrica o se prepara con tiempo y dedicación. Esta actitud favorece la conexión emocional y enriquece la relación con la persona que recibe el presente.
* Regalar es un acto de comunicación. Con un regalo estamos diciendo muchas cosas y enviando muchos mensajes. Ver el regalo como un mensaje nos permitirá acertar mucho más que si lo miramos desde la óptica del producto de consumo.
* Prestar atención a los deseos y gustos. Un regalo es un acto de comunicación íntimo que debe satisfacer tanto al que lo hace como al que lo recibe. Pero este mensaje en forma de regalo ha de estar más de acuerdo a los deseos y gustos del que lo recibirá que al de la persona que lo prepara. Para conseguirlo, se habrá de estar muy atento a las palabras, comentarios y expresiones entre líneas de la persona a la que se hará el regalo.
* Huir de los regalos convencionales. Si un regalo es un mensaje, hacer un presente excesivamente convencional transmitirá un mensaje convencional e impersonal. Pararse a pensar en algo original o más personal, siempre construirá puentes y enriquecerá la relación.
* Evitar los regalos funcionales y utilitarios. Regalar un utensilio de cocina a una mujer o a un hombre que acostumbra a pasarse buena parte del día cocinando para sus hijos, no es el regalo más acertado y adecuado. Los regalos funcionales y utilitarios envían un mensaje demasiado práctico, y no transmiten interés y proximidad. A no ser que este tipo de regalo haya sido sugerido por el homenajeado, mejor no hacerlo.
* Evitar los regalos de sobremesa. Son los regalos que normalmente no tienen más utilidad práctica y emocional que ponerlos, medio perdidos, encima de una mesa o un estante. Al final, estos regalos acostumbran a correr por toda la casa sin saber dónde colocarlos, porque siempre estorban. En argot reciente del castellano tenemos una palabra que lo ejemplifica: los ‘pongos’, reducción de ‘dónde lo pongo’. Una pregunta incesante ante un regalo que no sabemos dónde colocarlo.
* Prever los regalos con meses de anticipación permitirá hacer un buen regalo. Si la oportunidad y el tiempo lo permite, prever los regalos con meses de anticipación ayudará a observar la idoneidad y acertar en el regalo. Tener conocimiento de una fecha a medio o largo plazo, ya sea Navidad, aniversario o cualquier día especial, ayudará a estar atento y, por una parte, a observar los deseos y gustos de la persona que recibirá el regalo, y, por la otra, estar atento a encontrar aquello más adecuado para la persona.
* No regalar operaciones de estética. Últimamente se acostumbra a regalar aumentos de pechos, liposucciones, correcciones de nariz, etc. En realidad, cualquier retoque estético que de alguna manera se perciba como una baja percepción psicológica propia y de autoestima, no es aconsejable incluirla como regalo. El ser humano es un ente integral y complejo, por lo cual, un regalo de mejora estética es un atajo erróneo que no tendrá en cuenta la psicología de la persona y sus necesidades absolutas. Excepto en los casos donde el proceso de atención psicológica se haya previsto con anterioridad, es aconsejable no hacer regalos de operaciones estéticas.
* Regalar tiempo es regalar vida. La mayoría de los regalos incluyen gasto de dinero en lugar de implicar inversión de tiempo। Pero regalar nuestro tiempo, como parte o totalidad de un regalo, comunica mucho más y permitirá tener una mejor conexión emocional con la otra persona। Regalar tiempo siempre será una buena inversión, que dará frutos intemporales. En realidad, lo que cuenta no es lo que se da, sino el amor con el que se da. Como algo muy íntimo e inmenso, el amor no se puede comprar; del mismo modo, el tiempo no se puede comprar, se debe dar.
©2008 Josep Marc Laporta
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